
¿Es sostenible la deuda pública en Centroamérica?
No. 17 - Época II. Antes de que la Gran Recesión golpeara a Centroamérica, los Estados estaban ajustando los saldos de su deuda pública para hacerlos sostenibles en el tiempo. Evidentemente, para la mayoría de naciones centroamericanas, la racha de alto crecimiento de los años anteriores les permitió avanzar con mayor rapidez.
La crisis financiera y económica que inició en 2008, provocó una caída vertiginosa de la recaudación de impuestos, principalmente porque la estructura tributaria de los países de la región se basa en impuestos relacionados con el consumo, es decir, en tributos que van de la mano con el ciclo económico. Asimismo, los gobiernos, con el objetivo de no provocar una mayor caída de la actividad económica y con ello un mayor sacrificio social, desarrollaron planes de estímulo económico que, aún cuando no se cumplieron en su totalidad, implicaron por lo menos el blindaje presupuestario de las políticas sociales y la aplicación de algunos programas de protección social (transferencias condicionadas en efectivo).
Estos dos fenómenos, la caída de los ingresos y el blindaje o aumento del gasto social, provocaron un incremento de los déficit fiscales, los que debieron ser financiados en la mayoría de casos por medio de deuda pública. Otro de los elementos que favoreció la utilización de la deuda pública fue la marcada caída de la tasa de interés efectiva, como resultado de la liquidez de recursos en el mercado internacional y de la búsqueda de refugios de inversión segura ante las caídas en el mercado bursátil y las bajas expectativas económicas en Europa y Estados Unidos. Al profundizar en la dinámica del endeudamiento público en Centroamérica, otros componentes que han afectado su crecimiento, además de los continuados déficit fiscales, han sido el cada vez más alto pago de los interés de la deuda y el prolongado bajo crecimiento económico.
Adicionalmente, si se excluyen del análisis los países dolarizados (Panamá y El Salvador), se encuentra que las políticas monetarias adoptadas por el resto de países en la región, han sido de contractivas. Es decir, la postura monetaria para financiar las finanzas públicas ha sido neutral, ya que no genera ingresos inflacionarios para los gobiernos centrales.
Entre 2007 y 2013, la deuda pública de la región pasó de sumar USD 36,855.5 millones (30.7% del PIB regional) a cerca de USD 68,656.1 millones (34.5% del PIB centroamericano). En términos reales, en Honduras y República Dominicana la deuda pública se incrementó más del 100% en ese mismo período de tiempo; mientras en Costa Rica y El Salvador, el aumento registrado está en torno al 30%, y en Guatemala cerca del 15%. La información oficial de la deuda pública en Nicaragua y Panamá refiere que la está disminuyó en 4.7 y 25.9%, respectivamente. Por su parte, en términos per cápita, son los panameños quienes tienen la deuda más elevada, en torno a USD 4,214.9, seguidos por los costarricenses (USD3,739.0), los dominicanos (USD2,227.9) y los salvadoreños (USD1,694.1). Asimismo, los hondureños registran la deuda pública per cápita de más rápido crecimiento (225% entre 2007 y 2013.
Centroamérica y República Dominicana: deuda pública per cápita, 2007 y 2013 En US Dólares de cada año
*/ Los datos corresponden a la deuda del Sector Público No Financiero Fuente: Icefi
con base en estadísticas de los Ministerios de Hacienda y Bancos Centrales de la región.
En todo caso, en el corto plazo, con excepción de Nicaragua y Panamá, los países de la región continuarán registrando déficits fiscales primarios, por lo que no hay posibilidades de reducir el nivel de la deuda pública; mientras, en el mediano plazo nuevamente, con excepción de Nicaragua y Panamá, el resto de países de la región no podrán sostener el nivel de deuda pública con la política fiscal actual.
En un escenario pasivo de recuperación económica mundial, entre 2014 y 2018, factores tales como una menor liquidez monetaria internacional, una mayor inflación global de materias primas y el retorno de capitales del mercado de bonos al bursátil (acciones), podría dar como resultado un aumento en las tasas de interés de la deuda pública. En este escenario, sin incrementos en los ingresos u optimizaciones y recortes en el gasto superfluo, la búsqueda de cambio de deuda externa a deuda interna, generará una mayor presión sobre la inversión privada doméstica y una mayor probabilidad de oscilaciones macroeconómicas, entre las que destacan aumentos de tasas de interés internas y apreciaciones en el tipo de cambio. Por lo anterior, los Estados están urgidos de mejorar sus ingresos, con reformas tributarias que luchen contra la evasión y la elusión de impuestos, al tiempo en que se mejora la progresividad del sistema. Asimismo, se deberá hacer más efectivo y transparente el gasto público y, desarrollar un plan para la utilización de la deuda pública de una manera estratégica. Finalmente, existe en la región la necesidad de sintonizar las políticas fiscales y monetarias, con planes de crecimiento económico y desarrollo que marquen la senda sobre la que se deben basar los futuros acuerdos políticos que viabilicen pactos sociales y fiscales de mediano y largo plazo.