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Hacer algo o no hacer nada

Hasta la fecha el Ministerio de Hacienda (MH)  se ha limitado a hacer de tripas corazón. La fragilidad y poco margen de maniobra de las finanzas públicas, han relegado a dicha entidad a simplemente ser el contador financiero del resto de entidades del Estado. Sin embargo, el MH tiene una naturaleza mucho más estratégica. Es allí donde se gestan las expresiones de la política fiscal del país, siendo el presupuesto de Nación la más importante de todas. Dado que es donde se manifiestan las prioridades y rumbo que queremos para nuestro país.

Además, de su capacidad de generar ingresos, depende el financiamiento para el fomento de la democracia. Pero mucho más importante, es de las pocas entidades que puede revertir la concentración de la riqueza, haciendo que el crecimiento económico sea de beneficios para todos. De nada sirve que siga creciendo el tamaño del pastel, si las porciones se siguen repartiendo bajo condiciones de inequidad.

Es por eso que la presentación del marco fiscal de mediano plazo, realizada la semana anterior, es tan importante. Esta representa el primer llamado por parte de las autoridades del MH, de recuperar su rol protagónico para la construcción de una sociedad más justa y equitativa.

Lo más relevante dentro del documento es la presentación de dos escenarios. El primero es la continuidad de la política fiscal de sobrevivencia, la cual a pesar de haber mantenido a flote las finanzas públicas hasta el momento, ya comienza a visualizar señales de deterioro. Con un estancamiento de los ingresos tributarios, una contracción del gasto en especial por la presión ejercida por el coste previsional y un nivel de endeudamiento creciente. Lo cual en conjunto encienden señales de alarma, haciendo de este primer escenario el más sombrío.

El segundo es un escenario que se realiza a través de la implementación de medidas fiscales. Las cuales a pesar de ser un poco vagas en su exposición, implican la contención y racionalización del gasto público y una mayor presión tributaria. Por el lado del gasto se estaría buscando una reducción gradual de las tasas de crecimiento del gasto corriente, a nivel de rubros específicos, en forma tal, que el gasto corriente en el 2025 alcance niveles de mayor eficiencia y calidad. Mientras que la mayor presión tributaria, solo menciona la implementación de nuevos tributos, entre los cuales se encontraría las actuales propuestas como el cobro coactivo de obligaciones tributarias y el Impuesto a propiedad suntuaria no productiva.

A pesar de ser un documento muy técnico, que se enfoca en la búsqueda de sanidad en las finanzas públicas. Las autoridades del MH y varios analistas coinciden en que nos encontramos ante la oportunidad para lograr un nuevo pacto fiscal para el país. Por lo tanto, deberán de aprovecharse las discusiones para lograr no solo una reversión de la frágil situación de las finanzas públicas; y más bien, deberán de buscar un nuevo contrato social, el cual se estaría manifestando en la forma en cómo queremos financiar la democracia y el desarrollo sostenible de nuestro país.

Sin embargo, el mayor desafío en la búsqueda de consenso es la elevada polarización. En una sociedad tan dividida como la nuestra, es difícil sentarse a dialogar sin dejar de lado la radicalización partidaria. Pero como sociedad debemos de recordarle a los servidores públicos, que ante todo, ellos se deben a su ciudadanía y es por esta por quien deben de trabajar. Alcanzar un pacto fiscal, que traiga beneficios para las mayorías, sobre todo para la población más desprotegida, es el mejor punto en común que podremos encontrar para dejar de lado nuestras diferencias.

Esta columna fue publicada el 31 de marzo de 2016 en diario El Mundo de El Salvador