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Moody’s B2: qué significa y dónde estamos parados

Las autoridades gubernamentales anunciaron el pasado 25 de mayo una mejora en la clasificación de riesgo para el perfil de deuda de Honduras por parte de Moody’s. El bloque de clasificación B de Moody’s, donde se encuentra Honduras, tiene tres niveles siendo B2 el intermedio, y en esta se incluyen aquellas entidades o países que presentan alto riesgo crediticio y muestran en general condiciones muy limitadas para hacer frente a sus obligaciones, por lo tanto su deuda se considera de poca calidad.

Así que, pasar de escalón B3 al B2, implica una mejora ligera, ya que alcanzamos la misma clasificación en que se encuentra Nicaragua, pero aún estamos alejados de El Salvador (Ba3 estable), Guatemala (Ba1 negativo) y Costa Rica (Ba1 negativo), que si bien es cierto aun no alcanzan a ser tomados como grados de inversión de calidad, ya que son créditos de cuestionable riesgo, aun así se mantienen por encima de Honduras. En Centroamérica el único país con grado de inversión es Panamá, que tiene calificación Baa2.

¿Influyen estas calificaciones en la toma de decisiones de los inversionistas? Los rankings de riesgo crediticio, a pesar de ser una guía sobre la salud financiera de empresas o Gobiernos, no indican con plena certidumbre acerca de problemas subyacentes no necesariamente financieros y otras debilidades estructurales que poseen estas entidades y que pueden generar situaciones de default o quiebra.

Por lo tanto los inversionistas, por cautela e inteligencia, no tomarán su decisión definitiva bajo un solo criterio, sino en un conjunto de fuentes de información. Por otro lado el ranking no incluye ningún tipo de aspecto de desarrollo económico, que implique mejores condiciones de bienestar de una nación, las mediciones se basan en datos macroeconómicos, en este caso, principalmente fiscales y financieros.

Si verificamos la afirmación del gobierno que una mejor calificación de riesgo atrae más inversión, bastará con revisar los casos de Guatemala y Costa Rica, ambos países clasificados como Ba1, aunque Guatemala tiene una economía de mayor tamaño. Al analizar los flujos de ambos países, la lógica del gobierno pierde validez, mientras que Costa Rica atrajo inversiones en el 2015 por US$ 3,040 millones, Guatemala únicamente recibió US$ 1,208 millones, siendo esta última una cifra muy similar a lo captada por Honduras durante el mismo año. Se deduce entonces que existen otros elementos más relevantes para la toma de decisiones de los inversionistas, que trascienden el tema puramente financiero. En conclusión la mejora del perfil de deuda del Gobierno de Honduras representará posiblemente una leve reducción de costos financieros en nuevas colocaciones. Siendo esto difícil de justificar si lo comparamos con el alto sacrificio social que se ha enfrentado el país, con aumento en la carga tributaria, principalmente indirecta que incide negativamente en la inequidad y la pobreza, así como la reducción sistemática en las asignaciones de gasto de alto impacto en el desarrollo, como ser educación, salud e inversión pública en infraestructura.

La mejora de esta calificación de riesgo, sumado al inicio del ciclo político, puede convertirse en un incentivo para que las autoridades emitan más bonos soberanos durante los últimos años de gestión, especialmente antes de iniciar las elecciones, similar a lo sucedido en el año 2013.

Esta columna fue publicada el 30 de mayo de 2016 en diario La Prensa de Honduras