

Perspectivas económicas para 2016
Según las estimaciones oficiales y de entes internacionales, en 2016 la economía guatemalteca tendrá un crecimiento real en torno al 4%.
En el contexto internacional, la economía mundial continúa trastabillando al no estar siendo resueltos, en primer término y de manera general, los problemas de empleo y saneamiento fiscal, a los que se suma, en lo particular, el menor dinamismo de China. Sin embargo, para la mayoría de los exportadores guatemaltecos y las familias que reciben remesas desde Estados Unidos, es una gran suerte que este gigante económico esté fortaleciéndose. En 2016 se espera que Estados Unidos crezca a una tasa de 2.6%, cifra que mantendrá el desempleo en niveles cercanos al 5%.
Otro factor a favor del crecimiento económico de Guatemala, lo constituirá el buen crecimiento de Centroamérica, región que continuará registrando aumentos del consumo privado, crecimiento en la formación bruta de capital fijo y mejoras en los términos de intercambio. Es de esperar que sectores como la agricultura, el comercio, los servicios financieros y la industria manufacturera continuarán teniendo una buena racha.
Ahora bien, hay algunos elementos que obligan a no ser tan optimistas. Primero, en 2016 el gobierno ejecutará el presupuesto público más pequeño de los últimos 17 años, lo que disminuye los recursos públicos circulando en el mercado doméstico, pero, más importante aún, reduce la producción de bienes y servicios públicos, lo que puede generar ingobernabilidad. Segundo, el estreno de un gobierno que, hasta el momento, no ha dado luces de comprender los problemas a los que se enfrenta, también es una alerta sobre la vida en democracia y sobre la economía. En el ambiente económico hay tal incertidumbre que muchas personas perciben que el gobierno de Jimmy Morales no podrá culminar ni siquiera el primer año de su mandato.
Tercero, el aumento de la pobreza en una economía que ha crecido como Guatemala, solo puede explicarse por la desigualdad y la discriminación. El pastel está creciendo, pero al cortar las tajadas para cada miembro de la sociedad, a unos les tocan migajas y a otros grandes pedazos sobre los que ni siquiera tributan, demostrando así que la teoría del derrame es tan burda como aquellos que no dan crédito a los resultados de la Encuesta de Condiciones de Vida 2014 (Encovi 2014). Sin mejoras que aumenten la generación de empleos y los salarios, el crecimiento económico es solo un espejismo, pues el país no está avanzando por una senda de desarrollo que garantice la democracia.
Como se puede apreciar, las expectativas económicas están acompañadas de luces y sombras. Para aprovechar las luces, se hace necesario contar con una nueva apuesta por el crecimiento económico del país, una postura alejada de la codicia y el interés gremial sobre la que se ha basado la política económica desde siempre. ¿Serán capaces las nuevas autoridades y los grupos económicos y políticos que las han llevado al poder, de comprender que no basta con discursos ni con eliminar al contendiente político para que el país mejore? ¿Pondrán delante de sus intereses personales, las expectativas colectivas?
La peor apuesta económica sería aprobar leyes para más privilegios fiscales e intentar privatizar el INDE, el IGSS o profundizar la mercantilización de la salud y la educación. La mejor apuesta sería comenzar a plantear una agenda económica que aumente la competitividad económica sistémica con educación, salud, investigación para la transformación productiva, desarrollo rural y mejoras salariales. Como siempre, lo mejor es lo más difícil de conseguir, pero de eso dependerá no solo el crecimiento económico sino el futuro del país.
Esta columna fue publicada el 28 de diciembre de 2015 en revista Contrapoder de Guatemala