
Enrique Maldonado
Lo hago recordando a una servidora pública que marcó mi vida. Graciela del Carmen, conocida como doña Greis, fue más que mi abuela materna.
Es lamentable escribir columnas que se convierten en instrumentos de cuestionamiento a los funcionarios públicos de esta administración gubernamental. Ello, en virtud de los resultados que se arropan sin el debido debate o la debida discusión.
Escribo esta columna en respuesta a la publicada el viernes 25 de septiembre en el matutino elPeriódico por el rector de la Universidad del Valle de Guatemala.
Es lamentable escribir columnas que se convierten en instrumentos de cuestionamiento a los funcionarios públicos de esta administración gubernamental. Ello, en virtud de los resultados que se arropan sin el debido debate o la debida discusión.
Escribo esta columna en respuesta a la publicada el viernes 25 de septiembre en el matutino elPeriódico por el rector de la Universidad del Valle de Guatemala.
Lo hago recordando a una servidora pública que marcó mi vida. Graciela del Carmen, conocida como doña Greis, fue más que mi abuela materna.
Escribo esta columna en respuesta a la publicada el viernes 25 de septiembre en el matutino elPeriódico por el rector de la Universidad del Valle de Guatemala.
Lo hago recordando a una servidora pública que marcó mi vida. Graciela del Carmen, conocida como doña Greis, fue más que mi abuela materna.
Es lamentable escribir columnas que se convierten en instrumentos de cuestionamiento a los funcionarios públicos de esta administración gubernamental. Ello, en virtud de los resultados que se arropan sin el debido debate o la debida discusión.
Escribo esta columna en respuesta a la publicada el viernes 25 de septiembre en el matutino elPeriódico por el rector de la Universidad del Valle de Guatemala.