desnutrición
Se proyecta que entre junio y agosto de 2023, en Guatemala, el 24% de la población (4.2 millones) enfrenta inseguridad alimentaria, incluyendo 1.6 millones de niños, niñas y adolescentes. Las autoridades sanitarias reportan que, al 1 de julio de 2023, los casos de desnutrición aguda en menores de 5 años han aumentado en un 40.9% y que se han confirmado 19 muertes por esta causa. Los precios de los alimentos siguen aumentando, la variación entre junio de 2022 y junio de 2023 fue de 10.8%; el precio de la canasta de alimentos se incrementó en 12.8%.
A pesar de que según los funcionarios de turno vivimos en el mejor país del mundo, la realidad es que, en 2022, 500 mil de personas sufrieron desnutrición.
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Uno de los derechos fundamentales de las personas es el derecho a la alimentación, que implica tener un acceso continuo a los recursos que permitan producir o comprar suficientes alimentos y poder alimentarse con dignidad. Pero a pesar de se un derecho esencial para el bienestar humano, las sociedades modernas aún enfrentan graves rezagos en su garantía.
La inseguridad alimentaria es un problema complejo y multifacético que involucra factores como la pobreza, el desempleo, el aumento de los precios de los alimentos, el cambio climático y la falta de acceso a recursos básicos. Sin embargo, un factor clave en todo esto es la indiferencia y la falta de acción por parte de los gobiernos. Es evidente que los gobiernos de la región tienen prioridades equivocadas.
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Los gobiernos centroamericanos deben poner en práctica metodologías que les permitan medir y evaluar la inversión pública en seguridad alimentaria, pudiendo usar la implementada por el Icefi como orientación. Desde un enfoque más amplio, garantizar la seguridad alimentaria y el derecho a la alimentación es un asunto que involucra a todos los integrantes de una sociedad; sin embargo, los Estados, como garantes de los derechos de sus poblaciones, tienen un papel preponderante.
En Guatemala el hambre y la falta de seguridad alimentaria es de hecho un problema estructural, que surge a partir de causas subyacentes, como la desigualdad de ingresos que eleva el riesgo de la inseguridad alimentaria y la pobreza.
Posiblemente al salir a la calle, por momentos de la noción de que se ha vuelto la normalidad, con la mayor parte de negocios abiertos e incluso algunos sin medidas de bioseguridad. El tráfico está igual, o peor, de insoportable. Y en las vísperas de la Semana Santa, sin ningún tipo de restricciones, todo invita a ir a las aglomeraciones. Sin embargo, la crisis no ha terminado.
Existe un alto grado de consenso en Guatemala en cuanto a que la gravísima situación de la desnutrición crónica es una de las peores vergüenzas nacionales. Alrededor de la mitad de las niñas y niños menores de cinco años, aproximadamente 890 mil, continúa sufriendo desnutrición crónica, un mal que refleja los problemas de pobreza y desigualdad patentes en Guatemala.
Icefi: la desnutrición infantil en Guatemala es una tragedia que el debate político no debe evadir
El foro «Inversión Estatal para la Reducción de la Desnutrición en Guatemala» se realizó en Ciudad de Guatemala, el 16 de octubre. La actividad fue organizada por la Escuela de Nutrición de la Universidad Panamericana (Upana) y Oxfam en Guatemala, en el marco del Día Mundial de la Alimentación, con el fin de conocer la situación de nutrición e inversión estatal dedicada a la reducción de la desnutrición en la niñez guatemalteca.