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Algunas propuestas para reducir la migración en el mediano plazo

Aunque las recomendaciones del MPI pueden resultar obvias paras las autoridades norteamericanas e incluso para las mexicanas que en la actualidad ocupan una función de defensa del patio trasero de Estados Unidos, estas no resuelven los verdaderos causales de la migración.


 

Diversas instituciones internacionales, particularmente norteamericanas, han planteado propuestas de solución a la crisis migratoria que enfrenta Estados Unidos, especialmente de personas procedentes de Centroamérica, y hacen descansar las mismas en el fortalecimiento de los mecanismos de seguridad o control fronterizo,  a fin de evitar el trasiego de personas hacia el país del Norte.

Si bien es cierto que los funcionarios norteamericanos realizan dichas propuestas, en el entendido que lo que les interesa es la regulación y control de entrada a su país, también es cierto, que gran parte del problema que enfrentan deriva del mantenimiento intencional de condiciones socioeconómicas en el istmo centroamericano que, durante muchos años, favorecieron y siguen favoreciendo a grandes transnacionales extranjeras, muchas de ellas de capital norteamericano.   Baste mencionar los conflictos históricos que incluso devinieron en golpes de Estado e intervenciones militares, para evitar las transformaciones que la estructura socioeconómica de los países centroamericanos necesitó en su momento,  y que en la actualidad resultan muy complicadas de atender en el corto plazo.

De esa cuenta, instituciones como el Migration Policy Institute (MPI) plantean que para garantizar que los patrones migratorios sean legales, seguros, ordenados y gestionables, se necesita: a) replantear la condición de asilo b) fortalecer las instituciones migratorias c) desarrollar un enfoque regional para enfrentar las redes de contrabando d) creas vías legales para la migración y e) inversión en desarrollo y seguridad pública.   Como puede observarse, su enfoque, en gran medida, se orienta a combatir la migración y a regular el ingreso; y aun cuando reconocen la existencia de factores socioeconómicos que inciden en la migración, los ubican en forma secundaria a factores políticos y de seguridad, por lo que la solución es más inversión en los ámbitos policíaco y militar.

Por supuesto que en varios de los países, la proliferación de las organizaciones criminales conocidas como las “maras” son un problema real a enfrentar; también la inestabilidad política y la persecución a ciertos segmentos sociales e incluso profesionales por parte de los gobiernos de turno, produce un efecto migratorio que no puede descuidarse; sin embargo, las causas  principales de la migración en toda la región del CA-4 están asociadas a la pobreza, a la falta de oportunidades laborales, a los muy bajos salarios vigentes en los mercados de trabajo y a la falta de atención de las autoridades a estos problemas.   Se destaca, además,  la corrupción y  el esfuerzo de los Gobiernos por reproducir los esquemas de producción y distribución vigentes, de tal forma que las condiciones de gobernanza permanezcan iguales en el largo plazo.

Por ello,  aunque las recomendaciones del MPI pueden resultar obvias paras las autoridades norteamericanas e incluso para las mexicanas que en la actualidad ocupan una función de defensa del patio trasero de Estados Unidos, estas no resuelven los verdaderos causales de la migración.   Debe entenderse que, si bien es cierto que los “coyotes” son un problema a atender, este desaparece o se vuelve ínfimo si se atienden las causas de la oferta migratoria; también, tiene poco sentido invertir en las instituciones migratorias, especialmente en las represivas, si se corrigen los problemas básicos en la región centroamericana.

Así lo entendió un panel de especialistas centroamericanos convocados por la BBC, quienes muy a diferencia de lo propuesto por el MPI recomiendan: a) recuperar la confianza de los centroamericanos en sus instituciones públicas libres de corrupción, b) implicar más a la sociedad civil en los planes de migración y menos a los gobiernos centroamericanos, c)  recibir apoyo de otros gobiernos y supervisión de organismos internacionales, d) diversificar la economía local y reevaluar el rol del sector privado y e) aumentar la inversión social en Centroamérica para que su población tenga condiciones dignas de vida.

Los países del CA-4 concentran  la mayor parte de la población pobre en Centroamérica y al menos tres de sus países, Honduras, Guatemala y Nicaragua, disponen de más del 50.0% de la población en condiciones de pobreza (Cepal, 2020).  Honduras y Nicaragua disponen de gobiernos que se encuentran en el Índice de Percepción de la Corrupción en el cuartil inferior, siendo considerados de los gobiernos más corruptos del mundo; Guatemala no se aleja significativamente y El Salvador, especialmente en la gestión actual, ha sido señalado de problemas de transparencia y rendición de cuentas, por Estados Unidos.

Además, los cuatro países del CA-4, de acuerdo al World Economic Outlook del Fondo Monetario Internacional (Octubre 2022) apenas han mejorado entre el 26.3% y el 40.4% su PIB per cápita en el presente siglo, lo que, aunado a la creciente desigualdad,  explica las causas del porqué los niveles de pobreza continúan siendo sumamente altos.   También el Índice de Desarrollo Humano, ubica a los cuatro países entre las posiciones 124 al 132.  

Otro elemento de mucha importancia y relacionado con la pobre movilidad económica y al mantenimiento de condiciones estructurales, es la limitada capacidad de atracción de capitales, debido a la baja competitividad sistémica de los cuatro países (en 2019 entre los cuatro apenas atraían el 28.2% de la inversión regional) y a la baja complejidad productiva. Finalmente, los cuatro países todavía disponen de aparatos fiscales anticuados, sin suficientes recursos para promover cambios.  Esto es particularmente notorio en Guatemala, con una de las cargas tributarias más bajas del mundo.

La situación socioeconómica ha sido desatendida por los Gobiernos de la región debido a que las remesas que envían los migrantes del resto del mundo contribuyen en forma decidida a financiar el consumo y a mantener la estabilidad cambiaria, así como a garantizar cierta sostenibilidad en el déficit de cuenta corriente; por ello, algunos de los gobernantes han incluido el seguimiento de esta variable como uno de los logros de los gobiernos, lo que es completamente ridículo, pero entendible, dado a que en forma paradójica la pobreza de los migrantes mantiene a flote su gobernanza.

A partir de lo anterior resulta claro que la solución a la migración está en casa de los centroamericanos y si Estados Unidos y el resto del mundo desean apoyar, son bienvenidos; pero el esfuerzo inicia con la creación de condiciones productivas para que los habitantes de la región puedan invertir, así como que puedan obtener puestos de trabajo bien remunerado y que los Gobiernos planteen programas efectivos de protección social.

La primera recomendación está en la transformación efectiva de la estructura productiva, orientándola tanto al ramo de servicios, como a actividades de alta complejidad que demanden trabajo y tengan la capacidad de remunerar apropiadamente, lo que debe permitir abandonar en el mediano plazo la agricultura y maquila que descansa en el pago de bajos salarios; para ello, la economía debe poner en la cabeza este propósito, dejando un poco el inflation targeting de los Bancos Centrales que ha producido la restricción económica actual.   También resulta urgente un programa masivo de inclusión financiera, especialmente para el sector informal, de tal manera que los bancos del sistema coloquen al financiamiento de las MiPymes  en primer lugar y ofrezcan recursos a tasas bajas que motiven la inversión.   Además, y aunque hay mucho más que considerar, debe promoverse un verdadero programa de efectividad pública que persiga no solo una mejora real de las condiciones de vida de la población,  sino también la reducción de la corrupción.

Evitar la migración empieza por el deseo de los gobiernos de los países del CA-4 de hacer algo diferente, y de preocuparse por el bienestar de la población, de lo contrario, se seguirán viendo reuniones con los funcionarios norteamericanos, para tratar de seguir discutiendo lo mismo… con los mismos resultados; mientras tanto,  la población sin bienestar, y migrando…

 

Abelardo Medina Bermejo // Economista sénior / @a_medinab

Esta columna fue publicada originalmente en El Economista, disponible aquí.