
Mark Peñate
Hace unos días, cuando la Semana Santa nos entregó tan esperado descanso para reflexionar sobre la pasión, muerte y resurrección espiritual –pero también en nuestra vida cotidiana– fue presentado en Panamá un estudio sobre la inversión pública en niñez y adolescencia titulado Panamá: inversión pública en niñez y adolescencia. Y es que soñar en el país del mañana debe hacernos, por obligación e instinto, ver qué estamos haciendo hoy por el futuro mismo, es decir, por las niñas y los niños.
En sociedades profundamente pobres, gobernadas al amparo de instituciones disfuncionales, el término «derechos humanos» es comúnmente motivo de debate y polémica.
Hace unos días, cuando la Semana Santa nos entregó tan esperado descanso para reflexionar sobre la pasión, muerte y resurrección espiritual –pero también en nuestra vida cotidiana– fue presentado en Panamá un estudio sobre la inversión pública en niñez y adolescencia titulado Panamá: inversión pública en niñez y adolescencia. Y es que soñar en el país del mañana debe hacernos, por obligación e instinto, ver qué estamos haciendo hoy por el futuro mismo, es decir, por las niñas y los niños.
En sociedades profundamente pobres, gobernadas al amparo de instituciones disfuncionales, el término «derechos humanos» es comúnmente motivo de debate y polémica.
Hace unos días, cuando la Semana Santa nos entregó tan esperado descanso para reflexionar sobre la pasión, muerte y resurrección espiritual –pero también en nuestra vida cotidiana– fue presentado en Panamá un estudio sobre la inversión pública en niñez y adolescencia titulado Panamá: inversión pública en niñez y adolescencia. Y es que soñar en el país del mañana debe hacernos, por obligación e instinto, ver qué estamos haciendo hoy por el futuro mismo, es decir, por las niñas y los niños.
En sociedades profundamente pobres, gobernadas al amparo de instituciones disfuncionales, el término «derechos humanos» es comúnmente motivo de debate y polémica.
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Hace unos días, cuando la Semana Santa nos entregó tan esperado descanso para reflexionar sobre la pasión, muerte y resurrección espiritual –pero también en nuestra vida cotidiana– fue presentado en Panamá un estudio sobre la inversión pública en niñez y adolescencia titulado Panamá: inversión pública en niñez y adolescencia. Y es que soñar en el país del mañana debe hacernos, por obligación e instinto, ver qué estamos haciendo hoy por el futuro mismo, es decir, por las niñas y los niños.
En sociedades profundamente pobres, gobernadas al amparo de instituciones disfuncionales, el término «derechos humanos» es comúnmente motivo de debate y polémica.
Hace unos días, cuando la Semana Santa nos entregó tan esperado descanso para reflexionar sobre la pasión, muerte y resurrección espiritual –pero también en nuestra vida cotidiana– fue presentado en Panamá un estudio sobre la inversión pública en niñez y adolescencia titulado Panamá: inversión pública en niñez y adolescencia. Y es que soñar en el país del mañana debe hacernos, por obligación e instinto, ver qué estamos haciendo hoy por el futuro mismo, es decir, por las niñas y los niños.