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Los ganadores de la crisis fiscal

Las letras del tesoro (Letes) han vuelto a alcanzar un máximo histórico, sobrepasando la barrera de los mil millones de dólares, y esto es solo un síntoma de que en nuestro país vivimos una crisis fiscal que ya nadie puede negar.

Pero la situación no es una pérdida para todos. Al menos no para unos pocos. Mientras se encuentra en riesgo la capacidad del Estado para ofrecer bienes y servicios públicos –que son para muchos la única forma de acceder a la salud, a la educación y a la seguridad-, unos pocos están obteniendo ganancias extraordinarias generadas por el incremento en el rendimiento financiero de la colocación de las Letes, es decir en el pago de interés que el Estado debe hacer a quienes le prestan dinero.

De acuerdo a datos proporcionados por el Ministerio de Hacienda, entre el 19 noviembre de 2015 y el 14 de enero de 2016, la tasa de interés promedio de colocación de las Letes subió de 3.16% a 5.24%. Y dos meses más tarde alcanzó un nivel máximo histórico de 6.46%. Sin entrar en tecnicismos financieros, dicha tasa hace referencia al porcentaje de ganancia que se estaría pagando por obtener los instrumentos de endeudamiento. Es decir, en menos de cuatro meses, se duplicó la obtención de ganancias para aquellos que adquieran Letes.

¿Qué pasó durante este tiempo? Mucho y nada a la vez. Durante este tiempo continuaba entrampada la aprobación de USD900 millones de Eurobonos, debido a la admisión de una demanda de inconstitucionalidad –ocasionada por la forma opaca en la que se realizó la votación en la Asamblea-. Esto comenzó a presionar las finanzas públicas. Y ante la carencia de fondos, se inició una escalada en la emisión de Letes para poder financiar, entre otras cosas, el pago de Letes que estaban próximas a vencer, como gasto corriente que no lograba ser cubierto con los ingresos fiscales. El entrampamiento en la emisión de Eurobonos y la acumulación del saldo de Letes, hizo que en junio de 2015 Fitch Rating degradara la calificación de riesgo del país. Sin embargo, fue hasta el comunicado de Moody´s -en noviembre de 2015, cuando baja la perspectiva del país, de estable a negativa-, que la tasa de rendimiento comenzó a dispararse. En ambos comunicados, las calificadoras concordaron que la polarización política era una de las mayores responsables de la crítica situación de las finanzas públicas.

Pero esto es normal dirían muchos. Cuando el riesgo de obtener activos financieros aumenta, es necesario pagar más para volver atractivas las inversiones en dichos activos, y así el gobierno pueda financiarse. Y sí, puede que la especulación genere dicho efecto. Pero a pesar del aumento en el riesgo, eso no desincentivó que cerca del 65% de los tenedores de Letes fueran bancos residentes en el país; mientras que cerca de un 18% fueron fondos de corredoras de bolsa. Los primeros utilizan los fondos de sus ahorrantes para invertir, pero esto no se ha traducido en una mejora en los intereses que se pagan por dichos ahorros. Mientras que las corredoras de bolsa, cobran comisiones que básicamente dejan al ciudadano de a pie que quisiera invertir en ellas, con la misma ganancia que si depositara su dinero en el banco. No es de extrañar que por eso los bancos tengan sus propias casas corredoras de bolsa -requisito indispensable para poder participar de las subastas de Letes-. Y la cereza del pastel es que las ganancias generadas por la compra de Letes, es libre de impuestos.

En otras palabras, el elevado clima de polarización ha permitido que unos pocos logren incrementar sus ganancias, solo porque ostentan el capital financiero y tienen la facilidad para hacerlo. Sin embargo, es difícil no pensar en teorías conspiratorias cuando uno de los bandos en pugna política, es y ha sido afín a los dueños del capital financiero del país. Sino pregúntele a los señores de Arena que fueron responsables de la privatización y consecuente adquisición de los bancos nacionales en la década del noventa. Tal parece que la extracción y acumulación de riqueza a costa de lo público no se detiene ni en tiempos de crisis.