Conéctese con nosotros Facebook Twitter YouTube LinkedIn
Blog

Primer año de Morales: improvisación

El 28 de agosto de 2015 se publicó en esta revista un análisis realizado por el Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (Icefi) sobre el plan de gobierno del entonces candidato Jimmy Morales. Aquel análisis se basaba en el documento que el partido FCN-Nación nombró “Visión 20/20”. En sus exiguas cinco páginas contenía propuestas en materia de empleo, educación, salud, transparencia y combate a la corrupción. Las propuestas eran vagas cuando no fantasiosas, pero además, estas carecían íntegramente de metas, costos y mucho menos fuentes para su financiamiento.

Destacaba en las propuestas de empleo, el otorgamiento de créditos para las Mypimes y por medio de programas sociales. No se proponían privilegios fiscales, sin embargo lo logrado en este primer año fue precisamente esto: la aprobación sin fundamentos técnicos sólidos de la Ley emergente para la conservación del empleo, una versión muy parecida a las propuestas empujadas, desde los partidos Lider y Patriota, por sectores económicos vinculados a la exportación de productos no tradicionales.

En educación se proponía mejorar la infraestructura del sistema educativo y la dotación de un teléfono “inteligente” a los escolares. En este sentido, afortunadamente no se concretó el absurdo de priorizar la entrega de celulares frente a las necesidades de textos, alimentación escolar, pupitres, maestros y supervisión. Sin embargo, el 2016 terminó con 88,000 alumnos menos en el sistema educativo público por caídas en la matriculación en preprimaria, primaria y diversificado, lo que reitera la urgencia de una reforma al sistema.

En el caso de sus ofrecimientos en salud, estos consistían en declarar el sistema público en emergencia. En este caso, el inicio fue desastroso con medicamentos vencidos y bananos verdes donados para enfrentar el desabastecimiento en hospitales, pero en los últimos cinco meses la nueva gestión en el ministerio ha logrado importantes avances al ordenar las cuentas, cerrar algunos de los innumerables espacios abiertos a la corrupción y al plantear una visión de mediano plazo que deberá concretarse en el tiempo que queda.

Con el concurso de otros actores, el gobierno logró la aprobación de cambios a la Ley orgánica de la administración tributaria y colocó en esta institución personas que sin pertenecer al partido están ejerciendo un liderazgo positivo en la organización y logrando buenos resultados que deben seguir mejorando.

Por otro lado, se abrieron puertas para una mayor transparencia fiscal y se ampliaron los espacios para una participación ciudadana en la discusión del presupuesto del Ejecutivo, acción que debe regularse legalmente y ampliarse a las alcaldías. Infortunadamente, se impulsó una iniciativa de reforma tributaria sin discusión social y aunque con cambios que dotarían de mayor progresividad al Impuesto Sobre la Renta, también se plantearon incrementos en impuestos indirectos que afectarían a las mayorías tan depauperadas del país.

Finalmente, el eslogan de “tolerancia cero a la corrupción” le está quedando grande ante continuados problemas de gestión en ministerios como el de comunicaciones, educación, cultura y otros, así como en el actuar de los diputados de FCN-Nación y dentro de la propia familia de Morales y su vicepresidente Cabrera.

 

Si una palabra debiera resumir este primer año sería “improvisación”. Nada que extrañar con un plan de gobierno mínimo, ejecutado desde un partido político habitado por personajes de la “vieja política” y con un gabinete sin rector en el que, en general, parece no primar el interés de Estado sino el del sector al que cada uno representa.