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A falta de propuestas, show mediático

Los meses han pasado, los días siguen corriendo y se continúa con una falsa calma. Hasta ahora los problemas fiscales han servido únicamente para atacar al adversario. Pero ha faltado la valentía y capacidad para dar un paso adelante y presentar cuál es el país que se quiere construir a partir de las medidas que pretenden implementar.

Ha faltado seriedad y ha sobrado show mediático. Un día sale el Ministro de Hacienda dejando entrever que tarde o temprano se tendrá que aumentar el IVA y al día siguiente otros funcionarios hablan que el Gobierno nunca lo aumentaría. Luego salen declarando que parte de los grandes problemas que tiene el país son la evasión y la elusión; pero se les olvida que ellos han estado en el poder y que reducir los niveles de evasión fiscal es su obligación. Además, siguen siendo miembros del Ejecutivo los que continúan impulsando y apoyando privilegios fiscales injustificados, ¿congruencia? Y estas cosas pasan cuando no se tiene claridad sobre cuál es la agenda fiscal que se quiere impulsar.

Por el otro lado está Arena que vocifera que el problema es que se gasta mucho; pero susHan sobrado declaraciones y han faltado propuestas. para el legislativo; y ahora se muestran en contra del recorte de los subsidios, ¿congruencia? Además, han insistido que el presupuesto de educación debe llegar al 6% del PIB pero dicen que no apoyarán ninguna propuesta sobre impuestos, la pregunta es ¿cómo piensan financiarlo? Porque decir que es suficiente con que los funcionarios no viajen o con que se recorten los salarios es únicamente plantear un discurso demagógico.

Luego se comportan como adolescentes berrinchudos acaparando titulares sobre ponerle pausa o darle play a las reuniones privadas que tienen entre ellos. Pero lo cierto es que hasta este momento la sociedad civil no conoce un documento técnico sobre cuál es propuesta de cada uno de ellos, que permita una discusión seria sobre esto. Es frustrante que un tema de tanta relevancia lo reduzcan a negociaciones espurias, donde lo que menos importa es el bienestar de las personas. Han sobrado declaraciones y han faltado propuestas.

Es interesante que quienes se llenan la boca hablando de democracia, tengan apatía de que las discusiones sobre un acuerdo fiscal sean públicas, transparentes y participativas, en una mesa conformada por la mayor cantidad de voces de la sociedad, discutiendo y acordando por primera vez una visión de largo plazo. Pero no, hay que conformarse con que un pequeño grupo se otorgue asimismo el poder de decidir sobre toda la población. Además, llama la atención que estén más preocupados por contar con el visto bueno de las instituciones financieras internacionales, que con el de la población a la que se deben. Y eso que se está en año preelectoral, único momento en el que los partidos políticos recuerdan acercarse a la población.

Lo cierto es que en las guerras de declaraciones pareciera que se han impuesto quienes abogan por la austeridad como medicina. Porque es más fácil hablar únicamente de los desperdicios que hace el sector público, que mirarnos como sociedad y preguntarnos en qué momento vamos a contar con un Estado en el que el acceso a bienes y servicios públicos de calidad sea una cuestión de derechos y no de privilegios. Y eso no se logra solo con contar con gasto eficiente, sino que debe ser también transparente y suficiente. Por lo que el acuerdo fiscal o es integral o de poco servirá.

Da la sensación que se escapa de las manos la posibilidad de hacer las cosas bien y ahora dirán que habrá que conformarse con lo que se acuerde, pues para eso alcanzó: continuar con el círculo vicioso de una política fiscal de supervivencia. Empero, hacer eso es únicamente apresurar el conteo de una sociedad que se autodestruye, pues se alejan las posibilidades de construir un Estado de bienestar y se perpetúan las de vivir en un país donde sobra el show mediático pero faltan las propuestas serias.