

IVA: regresividad versus fácil administración
El Impuesto al Valor Agregado (IVA) es un tributo que despierta pasiones ahí donde es mencionado. Por un lado, se encuentran quienes lo alaban por ser un impuesto de fácil administración tributaria, así como por sus efectos recaudatorios casi inmediatos. En general, este enfoque también resalta ciertas cualidades positivas del IVA, por ejemplo, se hace referencia a su neutralidad tributaria y a que, supuestamente, es un impuesto amigable con el crecimiento. Por otra parte, nos encontramos quienes pensamos que, a pesar de ser un impuesto fácil de administrar, el IVA tiene efectos negativos en el plano económico y social que bien pueden sobrepasar las facilidades administrativas que brinda. En El Salvador hay al menos tres estudios que brindan datos de soporte a esta segunda perspectiva. Estos estudios se basan en la construcción de escenarios hipotéticos que permiten modelar el impacto de un incremento al IVA en el país. A continuación, los listo en orden cronológico.
En 2015, Funde publicó el estudio denominado«Análisis del aumento de la tasa del IVA en El Salvador». Esta investigación estima los posibles impactos de un incremento en la tasa del IVA en la recaudación tributaria, en el crecimiento y en la concentración del ingreso. El estudio reconoce que en el corto plazo el alza del IVA incrementa la recaudación tributaria. Sin embargo, el estudio menciona que «en el mediano plazo, los efectos positivos se ven anulados por las mermas en la producción interna y por el aumento del sentimiento de eludir el pago del impuesto por parte de los contribuyentes». Por su parte, en diciembre de 2017, Pablo Amaya –del Banco Central de Reserva– presentó el estudio denominado «La política fiscal y su impacto en el crecimiento económico». Dicha investigación tenía entre sus objetivos medir los impactos macroeconómicos que incrementos en el IVA e ISR podrían tener en la economía salvadoreña. Por medio de la estimación de un multiplicador de impuestos, el estudio concluye que incrementos del IVA podrían generar, en el largo plazo, un efecto acumulado contractivo de 1.43 dólares por cada dólar de recaudación.
Más recientemente, en enero de 2018, el Icefi presentó el estudio denominado «Implicaciones del aumento de la tasa del IVA/ISV sobre la pobreza, la igualdad y el bienestar: Una microsimulación para Guatemala, El Salvador y Honduras», en el cual he participado. Este estudio se enfoca en determinar los impactos microeconómicos de incrementar el IVA del 13 al 15 %. De forma particular, explora los efectos de este posible incremento en los patrones de consumo, desigualdad, pobreza y bienestar. Entre los resultados tenemos: 1) se reduce la ingesta de alimentos del 40 % más pobre de los hogares del país; 2) incrementa en la desigualdad en la distribución del ingreso, medida por el coeficiente de Gini; 3) se deteriora el bienestar de los hogares en general y en particular el de los hogares más pobres, por ejemplo, la pérdida de ingreso real puede alcanzar el 10.8 % para los hogares más pobres, mientras que para los más ricos la pérdida sería de 3.3 %; 4) el estudio revela que un incremento de dos puntos porcentuales del IVA aumentaría la pobreza en los hogares en aproximadamente 2.42 puntos porcentuales, con cifras de 2016, esto equivaldría a decir que 43,186 hogares pasarían a experimentar situación de pobreza.
En síntesis, estas tres investigaciones ponen de relieve los posibles efectos negativos de incrementar la tasa del IVA en El Salvador. Es probable que una vez haya pasado el período electoral, la discusión sobre un posible incremento de la tasa del IVA retome importancia en la agenda pública, por ello, es importante que todos y todas estamos conscientes, no únicamente de las bondades de este impuesto (principalmente su facilidad de administración), sino también de sus posibles efectos negativos. Precisamente, dados los impactos negativos discutidos aquí es mejor considerar otras alternativas para incrementar los recursos tributarios del sector público. Entre ellas: establecimiento de impuestos directos y de carácter progresivo (impuesto predial o al patrimonio no productivo), combate de la evasión tributaria y eliminación de privilegios fiscales no justificados.
Esta columna fue publicada originalmente el 25 de enero de 2018 en el diario El Mundo de El Salvador