
¿Ha visto cómo abundan los niños lustradores de zapatos en las calles? ¿Y a los ancianos? ¿Los ha notado en las esquinas esperando que alguien les regale una moneda para saciar mínimamente el hambre con algunas migajas del desarrollo? ¿Los patojos que limpian vidrios? ¿Le dan desconfianza porque ya no les brillan los ojos como a los que voluntariamente se asolean por un «Techo para mi país»? ¿Sabe usted que 4 millones de niñas, niños y adolescentes no asisten a la escuela en este país?
El apoyo a la democracia como sistema político se ha estancado en América Latina; así lo revela el último informe de Latinobarómetro. De hecho, en El Salvador el apoyo a la democracia cayó 5 puntos porcentuales respecto a 2015. Por si fuera poco, 6 de cada 10 salvadoreños opinan que no les importaría tener un gobierno no democrático, toda vez resuelva los problemas económicos.
No me refiero a la aritmética de A. Baldor, aquel libro con la portada de los hombres de la edad de piedra, aunque mucho estos hombres podrán parecerse a nuestro políticos, más bien me refiero a la perversidad detrás de los ajustes fiscales aritméticos contenidos dentro del “Acuerdo para solventar la liquidez urgente del Gobierno de El Salvador” presentado recientemente por el partido Arena.
Dentro de los conceptos fundamentales en los cursos de Macroeconomía Básica, está la necesidad de coordinar los esfuerzos de las diferentes políticas económicas, a fin de garantizar que el Estado logre los objetivos previstos en su Plan de Desarrollo de largo plazo. Sin embargo, la carencia permanente de un real plan de largo plazo y la renuencia de muchos gobiernos para plantear uno de mediano plazo, hace que prácticamente todas las decisiones de política pública en Guatemala, se tomen en el momento de la discusión y aprobación del Presupuesto: craso error…
El mismo presidente de los Estados Unidos, Barak Obama, comentó “si una compañía quiebra en París o en Madrid, eso significa menos negocio en Pittsburgh o en Milwaukee”. Lo cual es un símil del proverbio chino “el aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo”.
La protección social debe entenderse como el conjunto de políticas y programas que resguardan a los ciudadanos frente a diversas contingencias y procuran su bienestar en las diferentes etapas del ciclo de vida. Esta debe basarse en la realización, garantía y protección de los derechos económicos sociales y culturales de las personas, tales como educación y capacitación, salud y alimentación, vivienda y saneamiento, seguridad social, trabajo e ingresos.
La clase política salvadoreña ha desgastado las palabras «acuerdo fiscal». No porque se hayan esmerado por conseguirlo, sino porque este término ha sido utilizado para demostrar que la otra parte (Gobierno o partido de oposición) es quien se opone a alcanzarlo. No obstante, ahora que se aborda este tema, valdría la pena recordarles a los políticos para qué sirve la política fiscal.
Dos individuos van a cazar porque necesitan alimentar a su pueblo. Cada uno elige cazar un ciervo o una liebre, sin conocer que es lo que cazará el otro. Si uno de ellos quiere cazar un ciervo, deberá cooperar con el otro para poder tener éxito. Mientras que individualmente pueden decidir cazar una liebre, pero la liebre alcanza para menos gente que un ciervo.
En los últimos días hemos leído o escuchado que El Salvador puede caer en default, una palabra que no aparece en el diccionario de la RAE, pero cuyas consecuencias pueden ser devastadoras para un país entero. En términos prácticos el default se da cuando el Gobierno no tiene el dinero suficiente para pagar a quienes les debe; y de acuerdo al Ministro de Hacienda eso sucederá el 7 de octubre, cuando no tenga los recursos para pagar los Certificados de Inversión Previsional (CIP).
El presupuesto público es la herramienta que permite analizar hacia dónde va un país, si se cumplirán las promesas de los gobernantes, a quién se beneficiará en el gasto, o incluso qué sector económico pagará o no impuestos. Todo lo anterior, hace del análisis del presupuesto público es un acto de ciudadanía incluso más importante que el propio hecho de ir a votar. En el presupuesto se define el tipo de país que se construye. Aquí algunos datos que todo ciudadano debería saber ahora que el Congreso tiene en sus manos la propuesta del ejecutivo para 2017.